miércoles, 23 de marzo de 2016

La herida luminosa (1956)












Director: Tulio Demicheli
España/Méjico, 1956, 85 minutos

La herida luminosa (1956) de Tulio Demicheli

Adaptación de una exitosa pieza teatral de Josep Maria de Sagarra, La herida luminosa fue dirigida por el argentino Tulio Demicheli (asistido por el futuro cineasta José María Nunes) y coproducida entre Méjico y España. A nivel visual, el tratamiento del color recuerda bastante a los melodramas de Douglas Sirk, de los que esta película es coetánea. Y también es fácil reconocer en ella una fuente de inspiración para el último Almodóvar (el de Los abrazos rotos o La piel que habito), aunque, de todos modos, fue José Luis Garci, en el 97, y no el manchego, quien llevaría a cabo el remake.

Para que un filme de estas características funcione es necesario que los malos sean malísimos y los buenos un poco pánfilos. Según esta premisa, La herida luminosa es un melodrama redondo, con el despiadado cardiólogo Enrique Molinos (Arturo de Córdova) sembrando cizaña allá adonde va; su seductora sobrina Adela (le da un aire a Sara Montiel, pero es la mejicana Yolanda Varela) e Isabel, la sufridora esposa engañada a la que da vida Amparo Rivelles.

Isabel (Amparo Rivelles) llora desconsoladamente

Falta añadir, como guinda redentora, a Ernesto: el en apariencia resignado hijo que lleva la procesión por dentro y la vocación por fuera y cuyo concurso otorgará al desenlace la connotación mística a la que alude el título. Fue interpretado por José María Rodero, quien a pesar de los 34 años que ya contaba por aquel entonces da bastante bien el pego.

Dado que la acción se sitúa en Barcelona, Montserrat o la Costa Brava (amén de un paso fugaz por París) y que la obra original se había estrenado en catalán, se rodó una versión en dicha lengua cuyos títulos de crédito no tienen desperdicio, ya que se traducen los nombres de los actores, ¡incluso los de quienes no eran catalanes!: Artur de Córdova, Empar Rivelles... Y, por aquello de la coproducción, también se dobló... ¡al mejicano! Aunque en España se hizo lo propio doblándole la voz al actor Arturo de Córdova. En fin, un desenfreno ciertamente muy melodramático.

El doctor Molinos (Arturo de Córdova) en plena operación

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