Título original: Simindis kundzuli
Director: George Ovashvili
Georgia/Alemania/Francia/República Checa/Kazajistán/Hungría, 2014, 100 minutos
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Corn Island (2014) de George Ovashvili
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Resulta curioso cómo, con pocas semanas de diferencia, se han estrenado dos películas georgianas que coinciden ahora mismo en nuestra cartelera. Primero fue Mandarinas, de la que ya hablamos días atrás, y ahora le toca el turno a Corn Island.
Son, sin embargo, varias las similitudes que unen a ambas producciones, al margen de su nacionalidad: la acción de las dos se sitúa en Abjasia y tiene como eje el conflicto separatista que acaeció en la mencionada región de mayoría musulmana; una y otra tienen como protagonistas a hombres mayores que se mantienen al margen del conflicto (tanto el uno como el otro, además, viven de la tierra y son consumados carpinteros); finalmente, lo mismo en Mandarinas que en Corn Island cada uno de los ancianos acogerá en su casa a un soldado herido del bando contrario al suyo y cuidará de él hasta que se recupere.
En el caso de Corn Island, apenas hay diálogo: de hecho no es hasta el minuto 25 que escuchamos las primeras palabras. Se trata, por tanto, de un film en el que lo esencial lo comunican las imágenes. Por una parte las de la naturaleza salvaje que apenas se deja dominar y, por otra, las del anciano y su nieta quienes, con su labor constante y callada, obran el milagro de convertir un islote inhóspito en una parcela ubérrima donde crece el maíz. Lo poco que se habla es en abjasio (el abuelo, la nieta, los mercenarios abjasios), en georgiano (los soldados) e incluso, estos últimos, también usan el ruso.
Mariam Buturishvili, la joven actriz que interpreta a la nieta, fue elegida tras un casting por el que, según dicen, pasaron más de cinco mil chicas. En cuanto a la isla en cuestión, en realidad está construida sobre un lago artificial, como era de esperar, para facilitar las tareas de rodaje. Aunque eso son minucias.
Lo importante es constatar cómo una película tan sencilla, remotamente parecida a La tierra (1930) de Dovzhenko, es al mismo tiempo de una enorme profundidad: la niña que deja de ser niña (con su muñeca de trapo, que acabará enterrada en el fango), las fuerzas telúricas desbocadas, el absurdo de la guerra... Quizá por todo ello, su director, el georgiano George Ovashvili (Tbilisi, 1963) obtuvo gracias a Corn Island el primer premio en el festival de cine de Karlovy Vary.
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¿Vida contemplativa? |
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En algunos momentos, las imágenes recuerdan a La tierra (1930) de Dovzhenko |
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Primeros brotes |
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La nieta y el abuelo de Corn Island (2014) |