Título original: Master Gardener
Director: Paul Schrader
EE.UU., 2022, 111 minutos
El maestro jardinero (2022) de Paul Schrader |
Desde que Voltaire escribió aquello de “Il faut cultiver notre jardin” ('debemos cultivar nuestro jardín') ha llovido bastante. Lo cual no significa que el aforismo haya perdido en absoluto su vigencia. De hecho, la última película de Paul Schrader, Master Gardener (2022), demuestra hasta qué punto puede ser válida la metáfora cuando se trata de esbozar la trayectoria vital de un sobrio personaje, antiguo supremacista sureño, cuya evolución personal e ideológica le lleva desde las filas del White Power hasta hacerse cargo, una vez rehabilitado, de los parterres de la venerable hacienda Gracewood.
Las esvásticas que aún lleva tatuadas sobre la piel son apenas el recuerdo de un pasado que le asalta de vez en cuando en forma de flashes retrospectivos. Pero Narvel Roth (Joel Edgerton) es ya un hombre nuevo, como lo atestiguan las profundas reflexiones que noche tras noche anota en su diario: "La jardinería es la manipulación del mundo natural. Una creación de orden donde el orden es apropiado. Y los ajustes sutiles del desorden adonde serían eficaces..." Parece una máxima zen, algo que enlaza perfectamente con la proverbial predilección del cineasta por la obra de los japoneses Ozu o Mishima.
Sin embargo, la severa señora Haverhill (Sigourney Weaver) ejerce un dominio maligno sobre su jardinero fiel, tan tóxico como las medusas que decoran las paredes del salón familiar. Tirantez que se hará todavía más tensa cuando la joven Maya (Quintessa Swindell) irrumpa en el día a día de la vetusta mansión venida a menos para demostrar que los polos teóricamente opuestos pueden, por otra parte, complementarse como anillo al dedo.
En cambio, la frialdad que destila el espacio denota, al mismo tiempo, un ambiente represivo muy típico de la América profunda, tal vez el mismo que Schrader ya había retratado en El reverendo (First Reformed, 2017), si bien aquí se opta por soluciones mucho más convencionales que, en determinados momentos (por ejemplo en la visita-ajuste de cuentas a la pareja de traficantes), recuerdan al estilo expeditivo de, pongamos por caso, un Clint Eastwood.
El pecado, la culpa y la posibilidad de redención... muy típico del cine de Schrader, siempre interesante.
ResponderEliminarSí: no puede negarse que es obra de su autor.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarLa ultima que vi del director fue "El contador de cartas" y me pareció magnifica. La trama de esta es realmente interesante, le tengo muchas ganas.
Saludos!
A mí me ha gustado bastante, aunque me da la sensación de que Schrader explica siempre la misma película.
EliminarSaludos.