Título original: Été 85
Director: François Ozon
Francia/Bélgica, 2020, 97 minutos
Verano del 85 (2020) de François Ozon |
Dado el carácter nostálgico de Été 85 (2020), un innegable aire retro se deja sentir a lo largo de toda la cinta. Y no sólo en lo tocante a su banda sonora, repleta de hits que sonaron por aquellas fechas, sino también en el tratamiento de la fotografía, a cargo de Hichame Alaouie. Se percibe, incluso, sobre todo en las escenas de playa, un cierto toque a lo Rohmer que, pese a la enorme distancia que lo separa de un filme de estas características, encaja a la perfección con el estilo, muchísimo más truculento, de François Ozon. De hecho, conociendo la naturaleza transgresora del cineasta francés, cabría pensar en el origen autobiográfico de un guion cuyo espíritu iniciático procede, sin embargo, de la libre adaptación del best seller juvenil Dance on My Grave, publicado originalmente en 1982 por el británico Aidan Chambers.
Aparte de las inclinaciones necrófilas del protagonista, un adolescente llamado Alexis (Félix Lefebvre), la trama transcurre en dos planos temporales distintos. Por una parte, las pesquisas policiales a las que debe hacer frente el muchacho, con comparecencia incluida ante una educadora social, por haber cometido una grave infracción; por otra, el relato pormenorizado del verano que pasó junto a David (Benjamin Voisin) hasta el fatídico desenlace que trunca su relación.
En esta historia de pactos más allá de la muerte bajo el cielo azul de Normandía cobra especial relevancia el influjo que un profesor de literatura (Melvil Poupaud) ejerce sobre los dos amigos. Especialmente en el caso de Alex, cuyas dotes para la escritura podrían abrirle las puertas de un brillante futuro como estudiante de letras, si no fuera porque sobre él pesa una acusación de antisemitismo por haber profanado un cementerio judío.
Independientemente del pánico que a Alex le provocan los cadáveres, o de los escollos que aún deba sortear en su camino hacia la madurez, lo cierto es que nos encontramos ante una película luminosa, un canto al amor efebo en el que el autoconocimiento que proporcionan las primeras experiencias sentimentales se equipara con la libertad de quien viaja a lomos de una motocicleta o se interna mar adentro a bordo de su propio navío.
Tienen su atractivo para mí estas películas en que suena música de la época.
ResponderEliminarÉsta, en concreto, es muy "ochentera".
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarMe dejo buenas sensaciones. Por ahí estaba también la bellísima Valeria Bruni. Que tendrán los veranos...
Saludos y feliz semana!
Hola, Fran:
EliminarPrecisamente, el papel de la Bruni Tedeschi responde a un perfil histriónico muy típico en el cine de Ozon.
Saludos.
Una de las mejores películas de Ozon, que ya es decir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo personalmente me decantaría más por otros títulos suyos, como "8 mujeres", aunque es cierto que ésta tampoco está nada mal.
EliminarUn abrazo.