Título original: The Passion of the Christ
Director: Mel Gibson
EE.UU., 2004, 127 minutos
La pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson |
Pocas películas han suscitado tanta controversia como The Passion of the Christ (2004). Y no sólo por la explicitud con que se muestra el suplicio al que, según atestiguan los evangelios, fue sometido Jesús, sino también a causa del innegable antisemitismo, así como el enfoque ultracatólico que subyace en una producción auspiciada por los Legionarios de Cristo. Sea como fuere, lo cierto es que el grado de implicación de Mel Gibson en el proyecto llegó a tal extremo que el actor no tuvo reparos en invertir hasta 25 millones de dólares de su propio bolsillo para que su tercer largometraje como director fuese una realidad.
Una fe en lo que hacía que se tradujo, asimismo, en la firme voluntad de que la cinta se rodase íntegramente en latín y arameo (la lengua en la que quizá hablaba Jesús de Nazaret) y además fuese exhibida en todo el mundo en versión original, en principio sin subtítulos, aunque en este aspecto las presiones comerciales fueron tan grandes que no le quedó más remedio que acabar cediendo. Y, sin embargo, son varias las objeciones que se le podrían hacer a dicho afán de verismo, comenzando por la caracterización del Mesías con barba y melena: atributos que se le añadieron tardíamente, ya en época bizantina, pero que contrastan con las representaciones de los primeros cristianos, para quienes Jesús era un joven imberbe.
Por otra parte, resulta inevitable establecer comparaciones con la no menos polémica La última tentación de Cristo (The Last Temptation of Christ, 1988), de la que ésta vendría a ser una especie de réplica sectaria. No en vano, tanto la puesta en escena de Scorsese como la banda sonora de Peter Gabriel parecen haber sido deliberadamente plagiadas en una cinta cuyos supuestos méritos cinematográficos (por ejemplo, la fotografía de Caleb Deschanel) quedan eclipsados ante el efectismo obsesivo (y un tanto sádico) que denotan tantísimos latigazos y litros de hemoglobina.
Aun así, nadie puede negarle a Mel Gibson el mérito de haber cosechado un éxito considerable en su momento gracias a una propuesta que no dejaba de ser arriesgada y que precisamente el año que viene, coincidiendo con el vigésimo aniversario del estreno, tendrá lista su secuela, titulada provisionalmente The Passion of the Christ: Resurrection (2024) y que contará de nuevo con Jim Caviezel en el papel protagonista.
"Stabat Mater..." |
Técnicamente bien realizada, lo que rechina un tanto es que se centre en demasía en el sufrimiento físico y no logre transmitir al espectador el sufrimiento emocional del protagonista. Tal vez sea un recurso buscado, lo que sufre el cuerpo es visualmente más fácil de transmitir, el otro tipo de padecimiento es muy difícil de plasmar, por ello precisamente, quien lo logra, aunque sea fugazmente, salta la línea de la maestría, algo que aquí, en ese aspecto, no ocurre.
ResponderEliminarEstamos de acuerdo: Mel Gibson se limita a regodearse en cómo torturan al protagonista, con lo que la película pierde en sutilidad.
EliminarNo sabía lo de la secuela, habrá que estar atentos. Con respecto a la película que comentas, hay que decir que es una cinta que no se olvida, en parte debido a las escenas sangrientas, aun así recomendable.
ResponderEliminarSaludos.
Cierto que no se olvida, de eso no cabe la menor duda, aunque lo logra por la vía fácil de recrearse en el sufrimiento ajeno.
EliminarSaludos.
Hola Juan!
ResponderEliminarMe pregunto si estrenada hubiese tenido mayor impacto. Sin ser una película que me fascine especialmente si me gusto esa apuesta de Gibson, el tío debe ser testarudo...jeje
Yo tampoco sabia lo de la secuela, habrá que estar atentos.
Saludos!
Pues fíjate que a mí nunca me ha acabado de convencer del todo. Más que nada por el fanatismo que se intuye alrededor de la película y de quienes la hicieron.
EliminarSaludos.