Título original: Robin Hood: Prince of Thieves
Director: Kevin Reynolds
EE.UU., 1991, 155 minutos
Robin Hood: Príncipe de los ladrones (1991) |
Más recordada por la machacona balada de Bryan Adams que encabezaba su banda sonora que no por sus escasos méritos cinematográficos, Robin Hood: Prince of Thieves (1991) adolece de los mismos defectos que la mayoría de blockbusters estrenados en los ochenta y primeros noventa: personajes planos, un guion repleto de tópicos y una historia tan confusa como endeble. Poco importa, puesto que el tipo de espectador al que iba dirigida prefería la acción al conflicto dramático y tanto le daba no ya el rigor histórico de los hechos expuestos, sino la propia verosimilitud de la trama.
En ese mismo orden de cosas, los diálogos contienen no pocas bromas, muchas de ellas improvisadas durante el rodaje, aportando un ligero sesgo humorístico en la línea del modelo que algunos años antes había fijado Rob Reiner con La princesa prometida (The Princess Bride, 1987). Buena parte de esas réplicas jocosas fueron ocurrencia del actor Alan Rickman (1946-2016), encargado de dar vida al malévolo Sheriff de Nottingham, en su afán por darle algo más de sustancia al personaje.
Aunque si algún atractivo tuvo la cinta para el público de aquel entonces fue la presencia estelar de Kevin Costner en el papel de antiguo cruzado que, tras regresar a su Inglaterra natal en compañía del sarraceno Azeem (Morgan Freeman), se verá obligado a vengar la memoria de su difunto padre con la ayuda de un grupo de forajidos que se oculta en las profundidades del bosque de Sherwood.
La espectacularidad de la puesta en escena, con la cámara volando sobre la punta de una flecha, por ejemplo, fue de las que marcan época, hasta el extremo de que cabría preguntarse si los organizadores de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona'92 tuvieron en mente esta película a la hora de decidir que otro arquero tan diestro como Robin de Locksley, en este caso Antonio Rebollo, encendiese el pebetero del estadio de Montjuïc bajo la atenta mirada de los espectadores de medio mundo.
Hola Juan!
ResponderEliminarEntre todas las que estuviste reseñando de Robin Hood, la mayoría no las he visto, pero esta si. Tengo el recuerdo de haberla alquilado en VHS en el videoclub amigo frente a la casa de mi primo.
Concuerdo absolutamente con tu reseña. No sabía que muchas bromas fueron improvisación del momento. De volver a verla prestaría atención a eso.
Ya de regreso de mis vacaciones
Abrazos, amigo!
Hola, Frodo:
EliminarPara mí también es una película muy ligada a mis recuerdos de adolescencia. Vista ahora, con la experiencia que dan los años, me ha parecido un producto bastante discutible, pensado para el lucimiento de su protagonista, un Kevin Costner que nunca más ha vuelto a estar a la altura de "Bailando con lobos".
Saludos.
Hola Juan!
ResponderEliminarTodavía la veo con sumo agrado. Es cierto, la canción la llegue a aborrecer, es que la han puesto hasta la saciedad...jeje Si no recuerdo mal los cines estaban a tope, por aquel 1991 Costner era un actor que reventaba la taquilla y su trayectoria era magnifica. Bueno, la elección de Alan Rickman fue un acierto, siempre lo recordaremos sobre todo por su Hans Gruber en "La jungla de cristal".
Saludos!
Ciertamente, Fran: aunque Rickman también pasará a la historia por su papel de Severus Snape en "Harry Potter".
EliminarSaludos.
Poco a destacar, por lo que cuentas.
ResponderEliminarNo mucho, la verdad (aunque Morgan Freeman, como suele ser habitual en él, está genial en su papel de sarraceno amigo de Robin). También la aparición final de Sean Connery, como Ricardo Corazón de León, es de lo poco que se puede salvar.
EliminarInteresante pregunta: ¿Tuvieron en mente la película los organizadores de Barcelona'92?
ResponderEliminarUn abrazo.
Dos razones me hacen pensar en ello: la primera es que la película se estrenó justo un año antes, en junio del 91, de modo que en el imaginario colectivo debía de estar muy presente la imagen de Kevin Costner disparando esa flecha de fuego que puede verse en el cartel. La segunda razón, quizá más factible, es que la idea de encender el pebetero de una forma tan espectacular como arriesgada fue de Reyes Abades (1949-2018), uno de los mejores especialistas en efectos especiales que ha dado nuestro cine.
EliminarUn abrazo.
Una cinta irregular, la vi hace bastante tiempo y de ella solo me han quedado algunas escenas de acción, entre ellas la que comentas de la flecha que sigue la cámara.
ResponderEliminarSaludos.
Ya se sabe, Fernando: el éxito comercial no suele ir a la par con la calidad artística.
EliminarSaludos.
Es curioso pero en ese mismo año también coincidieron dos películas sobre el mismo tema: "Cristóbal Colón: el descubrimiento" y "1492, la conquista del paraíso". La segunda, dirigida por Ridley Scott, era algo menos infumable.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Yo creo que las productoras lo hacen a propósito, con la intención de boicotearse o por puro espíritu competitivo: el caso es aguarle la fiesta al rival.
EliminarSaludos.