Título original: The Adventures of Robin Hood
Directores: Michael Curtiz y William Keighley
EE.UU., 1938, 102 minutos
Robin de los bosques (1938) |
A pesar del ímpetu que transmiten las escenas de acción de este clásico del cine de capa y espada, lo cierto es que no parece que durante el rodaje hubiese mucha química entre su protagonista, un Errol Flynn célebre por sus continuos caprichos de estrella, y el húngaro Michael Curtiz. En cualquier caso, el otro director de la cinta, el más apacible (y hoy, por desgracia, olvidado) William Keighley, sí que conectó con el díscolo galán, de modo que la empresa no sólo llegó a buen puerto, sino que acabaría convirtiéndose en uno de los títulos míticos de la época dorada de Hollywood.
Por muchas razones, The Adventures of Robin Hood (1938) lo tenía todo para ser un éxito seguro de taquilla: lances trepidantes en la Inglaterra del medievo, una pareja glamurosa en los papeles principales (el ya mencionado Flynn como príncipe de los ladrones y la angelical Olivia de Havilland encarnando a Lady Marian) y, en particular, un rutilante Technicolor, por aquellas fechas toda una novedad, aparte de reclamo publicitario, que alegraba las retinas de un público hasta entonces resignado al blanco y negro.
Aunque también los malos de la película tenían su cosa y, así pues, contribuyen con su nefasto ejercicio del poder para que el hábil arquero de Sherwood pueda lucirse "dando en la diana", nunca mejor dicho. Claude Rains (el malévolo príncipe Juan) volvería a trabajar a las órdenes de Curtiz cuatro años después en la no menos legendaria Casablanca (1942), mientras que Basil Rathbone (Sir Guy de Gisbourne y, en la década posterior, sagaz inquilino de Baker Street en una popular saga sobre Sherlock Holmes) da muestras de su destreza como espadachín en un duelo inolvidable.
Tres premios Óscar (dirección artística, montaje y banda sonora, a cargo de Erich Wolfgang Korngold) certificaron la buena acogida de un filme que, además de espectáculo, ofrecía un discurso en consonancia con los postulados del New Deal promovido por el presidente Roosevelt para paliar los efectos de la crisis económica. A fin de cuentas, ¿qué es lo que hace Sir Robin de Locksley sino redistribuir la riqueza?
Esta versión es quizá la que pasado a la posteridad con más éxito.
ResponderEliminarSin duda alguna. El personaje central le iba a Errol Flynn como anillo al dedo.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarAlgo tiene que te pones a verla y no paras. Recuerdo de niño hacer un arco y utilizar de flechas las ballestas del paraguas, aquello tenia su peligro...jeje
Saludos!
¡Qué tal, Fran!
EliminarÉsta era de las típicas que solían pasar por la tele en el legendario "Sesión de tarde".
En cuanto a lo del arco y las flechas de fabricación casera, no quiero ni pensar en los estropicios que debías provocar.
Saludos.