miércoles, 3 de agosto de 2022

Barco a la India (1947)




Título original: Skepp till India land
Director: Ingmar Bergman
Suecia, 1947, 98 minutos

Barco a la India (1947) de Ingmar Bergman


Tras siete años de ausencia, un marino regresa a su antiguo hogar para reencontrarse con un pasado doloroso cuyo recuerdo, a pesar del tiempo transcurrido, le sigue atormentando... Un innegable influjo expresionista, a base de sombras, espejos y ángulos tortuosos, recorre de principio a fin las bellas imágenes en blanco y negro de Skepp till India land (1947). Sirviendo de fondo, como suele ser habitual en estos casos, a una típica historia de encendidas pasiones y rencillas familiares que no por manida resulta menos conmovedora.

Para la escritura del guion Bergman adapta una obra del actor y dramaturgo de origen finlandés Martin Söderhjelm (1913–1991). En términos generales, la historia que en ella se cuenta no difiere gran cosa de los ingredientes más comunes en cualquier drama, entre los cuales se incluye una tormentosa relación padre-hijo y un personaje femenino con ribetes de femme fatale que no hace sino aumentar todavía más la discordia entre ambos como objeto de deseo. En ese sentido, Johannes (Birger Malmsten) representa al joven acomplejado por su espalda deforme que, harto del ambiente decrépito que se respira en casa, necesita rebelarse contra el carácter mundano del viejo capitán Blom (Holger Löwenadler).



Estructuralmente, la trama adopta la forma de un larguísimo flashback que contiene el meollo de cuanto sucede, precedido, al principio y al final del relato, por un presente en el que los traumas de la frágil Sally (Gertrud Fridh) amenazan con degenerar en una espiral autodestructiva de la que sólo el amor incondicional de Johannes podría redimirla.

Por último, y a pesar de que la historia se resuelva mediante un anodino final feliz tirando a convencional, no está de más señalar que buena parte de esa intensidad dramática a la que antes aludíamos se consigue, en buena medida, gracias a la partitura compuesta para la ocasión por el longevo Erland von Koch (1910–2009).



2 comentarios:

  1. En la línea de Bergman, siempre tan intenso.

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    1. Ésta en concreto es una pequeña joya, donde la alusión a la India del título evoca el deseo de evadirse de una realidad insoportablemente monótona.

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