jueves, 2 de junio de 2022

El empleo (1961)




Título original: Il posto
Director: Ermanno Olmi
Italia, 1961, 98 minutos

El empleo (1961) de Ermanno Olmi


Se ha dicho de ella que es una película sobria cuando, verdaderamente, es el mundo que aparece retratado en Il posto (1961) el que rezuma austeridad por los cuatro costados: esa Italia gris del "milagro" económico en la que la feroz lucha por la vida a la que deben enfrentarse los personajes deja entrever más miserias que una prosperidad real. Lo cual no es óbice, sin embargo, para que Olmi (a la sazón director de treinta años, con una sólida trayectoria de documentalista a sus espaldas, que afrontaba su segundo largometraje) capte dicha realidad a través de una mirada cargada de ternura no exenta de ciertos ribetes cómicos.

Su protagonista, un mozalbete espigado de aire sombrío que responde al nombre de Domenico (Sandro Panseri), aspira a lograr un puesto de oficinista que simboliza, al mismo tiempo, su entrada en el mundo de los adultos. Para él, como para tantos candidatos procedentes de toda la Lombardía, Milán representa la meca del trabajo, un lugar en el que (así se indica mediante un rótulo sobreimpreso en pantalla al inicio de la acción) unos y otros anhelan ver cumplidas sus legítimas ansias de progresar.



Son muchos los detalles impagables de una obra maestra que tanto nos dice a propósito de la condición humana. Por ejemplo la galería de tipos, a cuál más extravagante, que integran la plantilla de empleados: maniáticos, pueriles, negligentes, súbditos de una peculiar jerarquía cuya máxima distinción depende de si la mesa que ocupa el trabajador se halla más al fondo o más al frente. Tampoco parece mucho más halagüeña la visión fugaz de la existencia de cada uno de ellos en su ámbito personal o familiar. Melancolía que alcanzará su punto álgido durante la celebración de la nochevieja en el club social de la empresa.

Con todo y con eso, la sordidez que se respira en el ambiente no impide algún que otro destello poético (como el episodio de los pececillos que Domenico gana en un puesto de feria) ni, menos aún, la constatación de que el amor puede florecer en todas partes por muy adversas que sean las circunstancias. En ese sentido, la chispa que nace de inmediato entre Domenico y Antonietta (Loredana Detto) prefigura lo que en la vida real iba a ser un matrimonio de más de medio siglo: el de la actriz, que no volvería a trabajar en más películas, con el propio Ermanno Olmi.



6 comentarios:

  1. La vi hace tiempo, me gustó bastante. Olmi es un director austero, con el realismo por bandera.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como tantas grandes películas, yo la vi por vez primera en el programa de Garci, en La 2.

      Saludos.

      Eliminar
  2. Retrato de unos personajes y una realidad social, algo que tan bien sabía hacer Olmi.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y con un punto de humanismo que es la nota distintiva de su cine.

      Eliminar
  3. Hola Juan!
    La desconocía por completo, a medida que vas presentando películas me doy cuenta de lo mucho que me queda por ver. Siempre resultan interesantes tus lecturas y desde luego provocas unas ganas tremendas por ver las películas en cuestión.
    Saludos y buen finde!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por el cumplido, Fran.

      Feliz fin de semana.

      Eliminar