Director: Luis César Amadori
España, 1961, 108 minutos
EL AMIGO AMERICANO
Alerta en el cielo (1961) de Luis César Amadori |
Más allá de su conmovedora trama lacrimógena, Alerta en el cielo (1961) encierra un doble mensaje reaccionario. Por una parte, responde a los parámetros del cine propagandístico al uso en aquella España en blanco y negro de los acuerdos ejecutivos con la administración norteamericana; por otra, pretende ganar adeptos para la causa mostrando las modernas instalaciones de la base aérea que el ejército estadounidense había desplegado en Zaragoza.
En cualquier caso, la historia del niño Miguelito, interpretado por un Pablito Calvo que ya empezaba a perder la cara angelical que le valiera la fama en Marcelino, pan y vino (1955), actúa de anzuelo con el objetivo de normalizar ante los ojos del espectador la presencia de tropas extranjeras en suelo español. A tal efecto, tanto el coronel Weston (Antonio Vilar) como su homólogo nacional (Alfredo Mayo) se desvivirán en atenciones hacia el chaval con tal de satisfacer sus necesidades.
Lo del crío vestido de uniforme pasando revista a las tropas "que vigilan día y noche la seguridad y el porvenir del continente" forma parte, pues, de dicho lavado de imagen: la prueba fehaciente de que, en tiempos de paz, las fuerzas armadas son capaces de llevar a cabo un acto de servicio cuyo beneficiario principal es un humilde churumbel de apenas diez años.
Con tal de tocar la fibra, el filme cuenta con todos los elementos propios de un dramón: padres desesperados, un médico (José Marco Davó) que lucha afanosamente por devolverle la salud a Miguelito y, en su acostumbrado papel de bruto con buen corazón, hasta Manolo Morán haciendo de taxista mañico. Y, sin embargo, y a pesar de su indisimulada apología militarista, no puede negarse que la película concluye con una bella secuencia que pone de manifiesto la sensibilidad del argentino Luis César Amadori a la hora de plasmar en imágenes el último viaje de su joven protagonista.
Amadori es un buen realizador, los intérpretes conocen muy bien su oficio, pero es que la historia, tal como está planteada, no da para otra cosa que para tomarla como lo que es.
ResponderEliminarPues eso: tomémosla como un panfleto sensiblero no exento de un cierto interés a nivel técnico.
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