Título original: Breezy
Director: Clint Eastwood
EE.UU., 1973, 106 minutos
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Primavera en otoño (1973) de Clint Eastwood |
Primavera en otoño, título de innegables resonancias machadianas (por aquello del olmo viejo al que le surgen brotes verdes) con el que fue rebautizada aquí en España Breezy (1973), plantea un tema que por aquel entonces era todavía tabú (o por lo menos más tabú que hoy en día): la diferencia de edad entre los miembros de una pareja. Y es que Hollywood venía coqueteando con el tema desde que Lolita (1962) de Kubrick desatase el escándalo y, algunos años más tarde, El graduado (1967) explorase el reverso de esa misma polémica.
Sin embargo, la proverbial sensibilidad del en apariencia duro Clint Eastwood rehúye cualquier tipo de morbo en ésta su tercera película como director, tras las muy notables Escalofrío en la noche (1971) y el wéstern Infierno de cobardes (1973). De modo que la relación entre el maduro Frank (William Holden) y la hippy veinteañera que se cruza en su camino (Kay Lenz), pese a las muchas cosas que los separan, él con su atuendo impoluto, ella con su guitarra al hombro, discurre por unos cauces mucho más tiernos.
No faltará, con todo, el miedo al qué dirán por parte de un hombre divorciado cuya aflicción se ha ido condensando con el paso de los años en esa especie de nube negra que, según Breezy, parece flotar a todas horas sobre su sempiterno semblante serio. Reticencias que habrá de ir superando a base de dejarse conquistar por ese soplo de aire puro (atención al juego de palabras del título original) que representa la irrupción en su vida de la despreocupada y alegre muchacha.
Con todo y con eso, el encanto de esta pequeña joya por redescubrir (escrita, por cierto, por una mujer, la malograda Jo Heims) no impide que puedan atisbarse en su trasfondo destellos un tanto reaccionarios, básicamente en la figura paternal que parece encarnar Frank para una chica hasta entonces de vida errática y que, a partir del momento en el que inicien su romance, sentirá la necesidad de cocinar para él o de cambiar su indumentaria hippy por ropa más como Dios manda.
Pese a algunos titubeos, algunos tópicos, o a los destellos reaccionarios que señalas al final de tu reseña, se trata de una película a recuperar -estamos muy de acuerdo en esto-. El personaje de Holden y sus problemas consigo mismo y con su entorno social a causa de su amor por la joven hippy están descritos por Eastwood con gran habilidad y bastante sutileza.
ResponderEliminarUn abrazo.
En ese aspecto, se trata de una película bastante atemporal cuyo argumento sigue funcionando muy bien.
EliminarUn abrazo.
Una hermosa historia.
ResponderEliminarEastwood supo impregnarle el tono adecuado.
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