Director: Ido Fluk
Alemania/Polonia/Bélgica, 2025, 112 minutos
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Köln 75 (2025) de Ido Fluk |
Quien se enfrente a la experiencia de ver Köln 75 (2025) tendrá la sensación de estar disfrutando de varias películas a la vez. Comienza como si fuese un documental, después de un falso arranque en el que la protagonista, rompiendo la cuarta pared, decide rebobinar y comenzar de nuevo. Luego se convierte en una especie de biopic sobre Vera Brandes, la adolescente que hace medio siglo logró la proeza de organizar el mítico concierto de Keith Jarrett en Colonia. Pero también es la historia de un reportero freelance que trabaja para una revista de jazz y pretende entrevistar, cueste lo que cueste, al esquivo pianista. Cada una de esas tramas posee entidad propia dentro del conjunto, de modo que la música no es el único tema abordado, sino que también se habla bastante de tensiones familiares, ya sea entre hermanos o entre padres e hijos.
La actriz Mala Emde (Fráncfort, 1996) se mete en la piel de la intrépida promotora que inicia su carrera prácticamente a escondidas, como si de un juego se tratase, en el sótano de la clínica dental de su padre (Ulrich Tukur). Pese a la oposición familiar, la joven demuestra una tenacidad a prueba de bombas hasta salirse con la suya, primero montando una gira para Ronnie Scott (Daniel Betts) y más tarde afrontando el difícil reto de convencer al huraño Jarrett (John Magaro) para que actuase en el Kölner Opernhaus ante un público de casi mil quinientas personas.
Lo insólito de cuanto aquí se relata (y cien por cien verídico, según atestiguan las crónicas) es que el intérprete, por aquel entonces un joven de apenas veinte años, improvisó durante más de una hora tocando un modesto piano que hasta pocos minutos antes de que diese comienzo el recital estaba estropeado. De hecho, buena parte de la tensión dramática del filme que nos ocupa reside en los estresantes preparativos y en las incontables vicisitudes a que debe hacer frente Vera para dar con el ansiado piano de cola Imperial Bösendorfer que el artista había solicitado como condición sine qua non para salir al escenario.
Y, sin embargo, y como ya apuntábamos más arriba, la película es mucho más que eso. Constituye, por ejemplo, un retrato generacional en cuya banda sonora, más que jazz, suenan clásicos del Krautrock alemán como CAN, cuyo hipnótico "Mother Sky" se escucha de fondo durante varios minutos. Asimismo, pudiera decirse que el realizador Ido Fluk rescata del olvido la heroicidad de una mujer, empoderada avant la lettre, que supo hacerse un hueco en un mundo eminentemente masculino. Hasta el extremo de que su determinación dio como resultado uno de los discos más vendidos de la historia.
Una vez más, la realidad supera la ficción.
ResponderEliminarSin duda alguna. Aunque ésta, en cualquier caso, es una película ideal para melómanos.
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